La cúrcuma, también denominada azufre de Indias, es una planta muy apreciada porque ofrece una gran versatilidad gastronómica y se le atribuyen propiedades medicinales contra el cáncer, el colesterol alto o la artrosis, entre otras enfermedades. Es nativa del suroeste de la India y pertenece a la misma familia que el jengibre.
La puedes usar fácilmente en polvo, al incluirla mientras preparas arroz, además de darle un toque de color, también le dará un buen aroma.
La cúrcuma se ha revelado como una planta prodigiosa, que se comporta como un bálsamo general sobre nuestra salud, actuando desde diversos frentes. Se le han atribuido virtudes antiinflamatorias, antioxidantes, coleréticas, digestivas, carminativas, hepatoprotectoras, hipolipemiantes, desintoxicantes a nivel hepático, antiulcerosas, cardioprotectoras y, en algunas fuentes, se señala también como antitumoral. Hígado, corazón, sistema digestivo, sistema inmunitario y la piel, son los grandes beneficiados de los posibles tratamientos con cúrcuma.
Las principales indicaciones de la cúrcuma y sus mayores beneficios para la salud son los que te exponemos a continuación:
– Para empezar, la cúrcuma destaca como una planta digestiva. Te ayuda a digerir bien los alimentos, te alivia la sensación de empacho, la dispepsia o indigestión y previene la formación de gases y flatulencias.
– Asociada a plantas astringentes, es útil en caso de diarreas provocadas por inflamaciones gastrointestinales, intoxicaciones o alergias.
– Se ha indicado como un sustituto natural de determinados fármacos antiulcerosos de síntesis para aliviar las úlceras gástricas y gastroduodenales. La cúrcuma incide sobre la mucosa gastrointestinal, y contribuye a reparar el tejido dañado.
– Actúa como un excelente antiinflamatorio estomacal e intestinal, muy adecuado en caso de gastritis y gastroenteritis, pero también como apoyo en el tratamiento de la pancreatitis y el colon irritable.
– Mejora y estimula la producción de bilis por su alto efecto colerético, y favorece la metabolización de las grasas. La curcumina, que no es soluble en agua, tiene una gran capacidad lipofílica –de absorción de grasas–, que son metabolizadas sin problemas y excretadas con las heces.
– Es útil para ayudar a perder peso, de nuevo por su facilidad para movilizar las grasas y metabolizarlas. La curcumina, asimilada en la dieta, puede limitar la extensión del tejido graso, inhibiendo el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos o angiogénesis, y por ello se incluye en terapias de adelgazamiento.
– Tiene un efecto descongestionante a nivel hepático; restaura las células hepáticas y ejerce una acción protectora sobre el hígado. Está indicada en caso de alteraciones hepatobiliares, hepatitis leve, y para el tratamiento de coleocistitis o piedras en la vesícula.
– La cúrcuma es una buena aliada en caso de reumatismos diversos, como artritis y artrosis, con la ventaja de que a diferencia de otros antiinflamatorios, no genera daños en las mucosas gástricas. Se le atribuye una alta capacidad para reducir la histamina en los procesos inflamatorios, puede estimular la actividad de dos enzimas (glutation transferasa y glutation peroxidasa), que son responsables de regular la reacción del organismo ante un proceso inflamatorio, facilitando la necesaria eliminación de los materiales de deshecho. Su acción antiinflamatoria se considera comparable al famoso iboprufeno.
– Se le atribuye un moderado efecto hipolipemiante, que puede ayudar a bajar los niveles de colesterol LDL y de triglicéridos en sangre.
– Por su poder antioxidante y como antiagregante plaquetario, la cúrcuma, consumida de manera regular, puede prevenir la aparición de dolencias cardíacas, como embolias y arteriosclerosis.
– La curcumina y otros principios activos de la cúrcuma ofrecen protección ante el ataque de los radicales libres, detienen la oxidación celular en órganos vitales como el riñón, el hígado o el corazón.
– Los extractos de cúrcuma se han ensayado en tratamientos antitumorales, para reducir la aparición de células cancerígenas en la piel, la boca y los intestinos por su capacidad antioxidante. Ha sido empleado como complemento de la quimioterapia, al potenciar la eficacia de determinados medicamentos antitumorales. Se han publicado diversos estudios científicos al respecto, y aún queda un largo camino por explorar.
– Por vía externa, la cúrcuma muestra una potente acción desinflamatoria sobre mucosas bucales y epidérmicas, sobre úlceras, llagas, quemaduras y picaduras de insectos.
– Se le atribuye un efecto rejuvenecedor de la piel, ayuda a eliminar las toxinas, y a mantener la piel sana y libre de impurezas.
– En la práctica ayurveda, los polvos de cúrcuma se diluyen en agua caliente y se aplican en forma de gargarismos para aliviar la irritación de garganta, o bien en forma de pasta densa, para favorecer la cicatrización de heridas y quemaduras.
– La cúrcuma como especia, por su sabor intenso, puede ser una buena ayuda para personas afectas de trastornos neurológicos para potenciar el sentido del gusto, que pueden tener mermado.