Uno de los métodos que existen para optimizar nuestro entrenamiento con este fin es mantenernos en la zona de quema de grasa al realizar ejercicio. Pero, ¿cómo nos mantenemos allí y qué pasa exactamente en esta zona?
La zona de quema de grasa se encuentra entre el 60% y el 70% de nuestra frecuencia cardíaca máxima (FCM = 220 – edad en hombres; 226 – edad en mujeres). Se trata de la franja en la cual el cuerpo utiliza la grasa como combustible, sin entrar en el temido catabolismo muscular.
La mayor parte de la gente, generalmente por desinformación, cree que “cuanto más sudas o más te cansas, más grasa vas a quemar”. Esto es una verdad a medias: está claro que cuanto más sudes, más líquido se pierde, y esto se refleja en una pérdida de peso: pero esos gramos que pierdes a través de la sudoración los recuperas luego rápidamente al hidratar de nuevo tu cuerpo. Por tanto, no se trata de una pérdida de grasa, sino de peso relativo.
Muchas personas tampoco se alimentan bien y luego pasan horas en el gimnasio sudando y lo único que consiguen es hacer que el cuerpo entre en estado de emergencia y no sólo es malo para la salud sino que también terminas quemando el músculo.
Para mantenerte dentro de esta zona quemagrasa, lo mejor es que utilices un pulsómetro durante tu entrenamiento. En principio cualquier modelo y marca puede valer, siempre que indique la frecuencia cardíaca.
Sugerencia: Utilizar un modelo que muestre tanto el número de latidos por minuto como en porcentaje (así no tendrás que estar haciendo el cálculo permanentemente), y también puedes programarlo de modo que cada vez que te salgas de la zona de quema de grasa (por arriba o por abajo) emita una señal visual y sonora.
Recordar que lo más importante a la hora de bajar de peso o de entrenar es seguir una dieta saludable, acompañándola siempre de ejercicio físico. Entrenar en la zona de quema de grasa duranteal menos 30 minutos, de 3 a 5 días por semana ayudará a optimizar los resultados de tu entrenamiento.