Prácticamente todas las semanas nos proponemos hacer algo para cuidarnos y para llevar una vida “más saludable”. Y prácticamente cada semana o no empezamos, o si empezamos estamos tan seguros de que no lo vamos a conseguir que al final no lo conseguimos.
A continuación detallamos los 8 puntos clave a tener en cuenta cuando decidimos poner en práctica un consejo saludable:
1. El objetivo está en hacer de estos consejos unos nuevos hábitos.
Los hábitos, es decir, lo que hacemos en nuestro día a día, son los que realmente influyen en nuestra salud. Si ejercitamos un día 45 minutos esto le servirá indudablemente a nuestro cuerpo, pero sólo si lo hacemos de forma regular el beneficio será duradero. De ahí la importancia de crear hábitos que nos sirvan a cada uno de nosotros y se queden con nosotros.
2. Crear un nuevo hábito lleva tiempo.
Los hábitos alimenticios y de vida que tenemos son como son porque llevamos años haciéndolo de esa manera. Es por eso que se han convertido en hábitos. Y por esa misma razón, el crear un nuevo hábito requiere de un periodo de tiempo, de forma que se instaure un nuevo comportamiento en nuestro día a día.
La prisa y la impaciencia, son nuestros enemigos. Si no estamos dispuestos a ir poco a poco, es preferible no empezar.
3. Empezar poco a poco.
Tenemos la tendencia a querer todo YA!!! De forma que cuando nos proponemos hacer cambios, lo queremos cambiar todo: comer mejor, hacer más deporte, descansar más… Y todo de la noche a la mañana. Es bueno recordar que cualquier cambio, por pequeño que sea, mejorará nuestra salud si se convierte en un hábito. Así que es mejor elegir una o dos pequeñas cosas y empezar por ahí.
Esto además tiene el beneficio añadido de que al conseguirlo, por pequeño que sea, nos sentiremos satisfechos con nosotros mismos y la próxima vez que nos propongamos hacer otro cambio creeremos que sí es posible.
4. Encontrar una razón que nos motive.
El hábito que hayamos elegido implementar tiene que ser importante para nosotros, en particular, por los beneficios que nos vaya a aportar. Por ejemplo: me sentiré mejor conmigo misma, estaré más hidratada y mi piel estará más suave, mis huesos estarán más fuertes, tendré más energía durante el día…
5. Crear una “actitud” que nos apoye a conseguir lo que queremos.
La actitud es clave a la hora de crear un hábito que se mantenga en el tiempo. Para crear una actitud que nos apoye tendremos que crear una serie de pensamientos o creencias que nos hagan sentir valiosos, capaces y confiados. Por ejemplo, “Tengo todo lo que necesito para crear este nuevo hábito y para pasar los obstáculos que me encuentre en el camino”. Podemos también añadir memorias que nos recuerden situaciones de nuestra vida en las que pensábamos que no íbamos a poder conseguir algo y lo conseguimos. Estas memorias reforzarán el pensamiento de que sí podemos.
6. Crear objetivos concretos, alcanzables y con fecha.
A la hora de crear hábitos cometemos varios errores:
a) No somos lo suficientemente específicos en el objetivo ni en las etapas o acciones que tenemos que realizar para llegar a él.
b) Nos ponemos objetivos que son imposibles de alcanzar.
c) En la mayoría de las ocasiones nos proponemos algo, pero no decimos para cuando lo queremos tener realizado. Entre otras cosas porque lo queríamos para “AYER” y ya vamos tarde.
d) Cualquiera de estos errores puede impedirnos que creemos el hábito que queremos, por eso nos ayudará: Ser concretos con qué es lo que queremos conseguir, así como con las etapas y acciones que vamos a llevar a cabo para llegar al final. Ser honestos con nosotros mismos y ponernos un objetivo que sepamos que podemos alcanzar. Y darnos un periodo concreto de tiempo.
7. Crear una red de apoyo.
Crear un nuevo hábito requiere de cierta constancia, y para muchos de nosotros esa constancia se consigue con esfuerzo y fuerza de voluntad. El saber por qué es importante para nosotros hacer algo nos ayudará con la fuerza de voluntad, y tener personas a nuestro alrededor que conozcan nuestras razones, nos servirá de mucha ayuda para recordárnoslas en lo momentos de debilidad, así como para recordarnos el camino recorrido, y sobre todo, que sí que podemos.
8. Si te sales del camino vuelve a él cuanto antes.
A la hora de crear un nuevo hábito si un día no realizamos aquello que nos habíamos propuesto, no pasa absolutamente nada, de hecho es de esperar que esto ocurra.
Lo importante es nuestra reacción ante el desliz. Y por ello nos ayudará el ser benevolentes con nosotros mismos y volver al camino trazado cuanto antes. Por ejemplo: si he decidido salir a correr 20 minutos 4 días a la semana y la segunda semana solo he salido 2 veces, en vez de maltratarnos con “ya sabía yo que no lo iba a conseguir” o “no tengo nada de fuerza de voluntad”, podemos recordar la actitud que hemos creado para apoyarnos a crear el nuevo hábito, y asegurarnos de que al día siguiente salimos a correr sin falta.
Cuanto más lo dejamos más cuesta volver, así que no gastes tus energías en decirte que no puedes y ponte a ello inmediatamente.